Los discursos parlamentarios de Práxedes Mateo-Sagasta

El Sr. Presidente del CONSEJO DE MINISTROS (Sagasta): Pido la palabra.

El Sr. PRESIDENTE: La tiene V. S.

El Sr. Presidente del CONSEJO DE MINISTROS (Sagasta): Voy a decir unas cuantas palabras, porque quiero satisfacer a mi amigo el Sr. Laffitte.

Su señoría no me debe a mí nada; yo no he hecho por S. S. nada; yo no le he concedido favor ninguno ni particular ni político; pero tiene S. S. un lazo que le une a mí mucho más que todos esos lazos materiales, que es su palabra. Su señoría por escrito después de las elecciones, y de palabra después de venir a Madrid, me ha dicho que estaba conforme con el Gobierno; que no haría la oposición; que tenía disgustos con sus compañeros de Sevilla y Huelva, con los cuales no estaba de acuerdo por cuestiones de caciquismo; que no podía estar aquí porque estaba como desairado, pero que comprendía que el Gobierno hacía bien en estar al lado de sus amigos, que eran los más, y no al lado de S. S. que era menos, y en su consecuencia que se iba a marchar; y yo, que quiero bien al Sr. Laffitte, le decía que no se marchara, que yo les pondría de acuerdo, y ya verla cómo al fin y al cabo el Gobierno no hacía en Sevilla y Huelva más que lo justo, y que si los amigos de S. S. tenían pretensiones injustas, no las atendería, y atendería las de S. S. si eran justas.

Cuando un hombre de honor como es S. S. me dice hace pocos días que por no hacer daño a la situación quiere marcharse y anularse, y me lo dice S. S. por cartas y de palabra todos los días y a todas horas, quejándose de sus compañeros de Sevilla y Huelva, pero no del Gobierno, ¿no me había de extrañar a mí lo que el Sr. Laffitte ha hecho esta tarde? Pues qué, ¿no hay más lazos entre los hombres que el favor material? Hay otros lazos más fuertes, que ligan más a los hombres que tienen honra y dignidad; y como yo creo que el señor Laffitte tiene honra y dignidad, me ha extrañado hoy mucho más su conducta.